Según el Comité de Seguridad Alimentaria de AECOC se entiende trazabilidad como el conjunto de aquellos procedimientos preestablecidos y autosuficientes que permiten conocer el histórico, la ubicación y la trayectoria de un producto o lote de productos a lo largo de la cadena de suministros en un momento dado a través de unas herramientas determinadas (un software). En otras palabras, la trazabilidad es cómo la caja negra de los aviones dónde se van registrando todos los pasos o puntos por los que va pasando el producto para que en cualquier momento del tiempo pueda ser consultado. Hay diversas formas para llevar a cabo éste control, desde manual (algo dificilísimo y muchas veces incompleto) hasta los complejos RFID. Pero actualmente la más usada es a través de códigos de barra.
Con la crisis del pepino aun coleando, no ha sido de extrañar un aumento de las inspecciones de control sobre la trazabilidad alimentaria entre nuestros clientes, todos ellos con resultado satisfactorio usando LogisGest. Se ha abierto un proceso con el fin de mejorar la información del producto al consumidor final. Y no sólo eso, su importancia es capital para garantizar la seguridad alimentaria. De lo contrario, a los responsables alemanes no se les habría ocurrido señalar a ésta hortaliza tan rica de ser la responsable de la transmisión del bacterio E.Coli. El control de trazabilidad sobre los pepinos ayudó a clamar su inocencia.
Tenemos pues motivos de sobra para invertir en un software de control de trazabilidad para evitar disgustos cómo los vividos en la crisis del pepino. Y también para evitarnos una buena multa por parte de los inspectores.
